En este apartado pretendemos dar a conocer la historia de nuestro centro y de quien toma su nombre.

El edificio y la historia del Colegio Mesonero Romanos se inicia en los primeros años de la década de los 70 (1971), cuando se produce la ampliación del primitivo barrio creado por la Obra Sindical, con nuevas edificaciones cercanas al Centro, calle Pont de Molins y aledaños.
El C.E.I.P. Mesonero Romanos ha estado siempre identificado con la vida del barrio, es por ello que ha experimentado las mismas transformaciones, tanto del entorno como en los modos de vida de sus habitantes, pues es una institución en constante revisión y puesta al día.
En la actulidad es un centro de linea dos, que quiere decir que tiene dos unidades de cada curso educativo desde tres años de infantil hasta sexto de primaria. Nuestro centro esta adscrito a los dos Institutos bilingües de la zona, el IES. Antonio Domínguez Ortiz y el IES Tirso de Molina.

matias-mesoneroEl centro toma el nombre del escritor y periodista español, nacido en Madrid en 1803 y muerto en la misma ciudad en 1882. Hijo de Matías Mesonero, comerciante acomodado que murió en 1820, y de Teresa Romanos, continuó los negocios de su padre. Creador del costumbrismo romántico y cronista periodístico de la capital -que será una constante referencia en su vida-, a pesar de proceder de una familia acomodada no recibió una formación superior. Adquirió su base cultural a través de la observación y de la comunicación oral. Sus primeros pasos como escritor los da en 1821 con la publicación de una serie de artículos titulados Mis ratos perdidos o ligero bosquejo de Madrid de 1820 y 1821. Obra escrita en francés y traducida por su autor, en los que recoge los usos y costumbres de la capital durante los meses del año. En 1827 escribió una comedia La señora de protección y escuela de pretendientes, que no se estrenó ni se publicó por prohibirlo la censura, pero que el autor utilizó en un artículo posterior. Mesonero no sólo se fijó en los modelos españoles, sino que se inspiró en figuras como el francés Victor de Jouy L'hermite, en Walter Scott o en D'Arlincour.
Su labor periodística la inició en 1822, en el Indicador de las Novedades, de los Espectáculos y de las Artes (1822). Sus primeros artículos claramente costumbristas los publicó en la revista Cartas Españolas, dirigida por Carnerero. También empezó a editar su propio periódico, el Semanario Pintoresco Español (1836), que iba a ser un punto de referencia para conocer la vida de la villa y corte de Madrid durante la primera mitad del siglo XIX. En él, además de sus propios textos, se daba cuenta de lo acaecido en las sesiones del Ateneo y del Liceo.
Contribuyó a la nueva fundación del Ateneo de Madrid, 1835, del que fue secretario y luego bibliotecario, dirigió el Diario Oficial de Avisos.
En 1838 fue nombrado vocal de la Caja de Ahorros de Madrid, de la que fue el primer secretario en 1839. Ese mismo año se le nombró Académico de la Española, y se le concedió la Gran Cruz de Carlos III, el 28 de Noviembre.
Desde muy joven comenzó a participar en tertulias o en sociedades literarias. Entre 1827 y 1829 participó en la que se celebraba en la casa del aristócrata José Gómez de la Cortina, donde se discutía sobre Moratín como autor o historiador del teatro hispano, así como sobre la validez de las teorías de Schelgel y Bouterwek. Más tarde acudió asiduamente a las charlas que se llevaban a cabo en el Parnasillo, en la calle madrileña del Príncipe, en los años 1830-1831.
El obsesivo interés de Mesonero por su ciudad natal dio como consecuencia dos obras básicas para el conocimiento histórico y urbanístico de la capital: Manual de Madrid (1831) y El antiguo Madrid (1861). A pesar de que casi siempre se abstuvo de teorizar sobre bases filosóficas o proposiciones abstractas, Mesonero reflejó la moralidad matritense en otros dos libros publicados en la prensa, Panorama matritense de 1835 y el más clarificador Escenas matritentes de 1842. Mesonero hace constante referencia al romanticismo en sus publicaciones, aunque no siempre para elogiarlo. En El romanticismo y los románticos (septiembre de 1837) rechaza de plano los aspectos más extravagantes de esta nueva corriente literaria y destaca la existencia de dos modalidades de romanticismo: el histórico o medievalizante, con sus referencias espirituales y morales; y el romanticismo romancesco, mucho más imaginativo y moderno, casi utópico.
Mesonero estuvo fuertemente influido por el teatro clásico español y por la literatura picaresca. Llegó a publicar numerosos artículos sobre Tirso de Molina, Lope de Vega, Alarcón, Moreto y Calderón. Se centró en las variedades románticas y en su relación real o posible con la tradición del Siglo de Oro. Su interés estaba focalizado en mostrar los cambios paulatinos que se estaban produciendo en la sociedad española, a través de la sociedad madrileña, tanto en las formas de actuación como en el pensamiento. Como representante de una familia acomodada, Mesonero defendió los valores burgueses del trabajo, el ahorro y de la apertura a las innovaciones técnicas, lo cual no fue óbice para que evitara que sus ideas políticas se manifestaran en sus escritos, de forma que prefería omitir los comentarios a las circunstancias políticas en que se desarrollan sus bosquejos. A pesar de esta identificación burguesa recopiló en La romería de San Isidro, Las Ferias, El martes de Carnaval y el miércoles de ceniza muchas de las costumbres de las clases bajas madrileñas. A través de un lenguaje de gran viveza y casticismo logra solucionar los pequeños enfrentamientos surgidos entre los personajes.
Escenas matritenses (1842) y Tipos y caracteres (1862).
Presentó estudios críticos y bibliográficos sobre el teatro clásico español en la Biblioteca de Autores Españoles, Madrid 1857-1859, y en la misma colección dio a luz las comedias escogidas de Rojas Zorrilla, 1861. Escribió también obras menores, de tipo administrativo: Proyecto de mejoras generales en Madrid, 1846. Ordenanzas de Policía urbana y rural para la Villa de Madrid y su término, 1847. Caja de Ahorros de Madrid. Memoria histórica, 1848, id. 1849. Memoria explicativa del plano general de mejoras, 1849. Anteproyecto de la distribución de sus aguas en el interior de Madrid, 1855.
En 1880 hizo una revisión de sus experiencias vividas al publicar Memorias de un setentón, natural y vecino de Madrid, obra a través de la cual recorre los cuadros que ha vivido durante el período de las monarquías Fernando VII y de su hija Isabel II. Mesonero confesaba que su intención literaria era mostrar a través de estos cuadros la vida común de su ciudad, para lo cual debía utilizar un lenguaje animado y castizo, con una acción dramática y simple. Cuadros que fueran verosímiles y que pudieran atraer la atención de los lectores sin perder los fundamentos de la novela o el drama.